sábado, 15 de mayo de 2010

abducidos


Hawking como tipo inteligente que se supone que es tiende a ser precavido. He ahí la razón de su advertencia, cuaidado con lo que viene de fuera. Lejos de mi intención poner en duda que exista algo más allá, más que nada, por pura cuestión estadística. La estadística de quien no sabe nada de matemáticas, pero estadística al fin y al cabo. A fin de cuentas y dadas las pruebas, no hay diferencia en creer en un dios bueno y verdadero (de verdaderono sé, lo de bueno suena a coña) y creer en extraterrestres. Simple cuestión de fe.
Dudo, eso sí, de su inteligencia. No veo razón para que tenga que existir inteligencia ahí fuera dada la absoluta ausencia de ella aquí dentro. Basta ver a Manolo Lama. En todo caso, las palabras del científico no han hecho si no constatar lo que ya decía Benjamin con aquello de que todo documento de civilización es un documento de barabarie y que la historia está hecha de sucesiones en las que una civilización evoluciona a base de pisarle la cabeza a la de al lado. Y la civilización que pisa no necesariamente tiene que ser la más inteligente y sí más bien al contrario. En América, del norte y del sur, saben un poco bastante de ello. Primero se mataron entre ellos y después fuimos nosotros los que terminamos la faena. Inteligencia? Economización de gastos.
Las declaraciones del científico han levantado ampollas en los amigos de los aliens. Lo hemos visto en la Iglesia, a la que la constatación de la querencia de algunos curas por hacer buena la máxima de dejad que los niños se acerquen a mí ha terminado por no sentar bien. Precisamente, estos días andaba el Papa por Portugal conmemorando su abducción particular. A tres pastorcillos, la virgen, tras bajar de la nave espacial, un dato que no ha sido confirmado, le soltó una serie de misterios que el Vaticano va ido desvelando poco a poco. Tanta información junta no puede ser buena. Eso explica que el último se lo tuvieran callado durante tanto tiempo.
Otros abducidos también se han revelado. Ahí está Eladio Otero, presidente de la Asociación de Abduciudos de Compostela**, sin duda, llamado al estrellato: "Stephen Hawking de agujeros negros y cosas de este tipo sabe mucho, pero de aliens no tiene ni puta idea".Y argumenta que lo de la sonda anal tampoco es para tanto. Al principio duele, sí, pero como el tema, después te acaba gustando. El vicio, ya se sabe. Sin embargo, yo lo de la sonda no acabao de tenerlo tan claro. Lo hacen en el clínico de Santiago más a menudo de lo que la gente se piensa. Y nadie le llama alien al enfermero encargado de meterte el tubo por el ojete. Yo sí le llamé hijo de puta como treinta y cinco veces seguidas, pero en bajito, que tampoco es para cabrear a un tipo con tanto poder sobre tu persona en momento tan delicado.


**Hacía tiempo que no me reía tanto. Grande la iniciativa.

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