jueves, 30 de diciembre de 2010

Instrucción para un bo tertuliano

De pequeno quixen ser vaias cousas. Primeiro piloto. Logo, a miopía adiantou o segundo: xornalista. De terceiro pedinme padrino da Mafia. Sempre tiven problemas para escoller así que houbo un tempo en que quixen tirar polo camiño do medio: ser tertuliano. Non un calquera, un de verdade, un profesional deses aos que lle pagaban (e ben, segundo meu pai) por largar a tuti plen. Pasa por xornalista, gaña tanta pasta coma un piloto traballando aínda menos e podes perdonar a vida dos demais sen correr o risco de acabar como Al Paccino, co traxe perdido de sangue nas escaleiras da ópera. Preguntei que carreira había que estudar para converterse nun deses señores capaces de solucionar a crise financeira ou recomendar remedio eficaz para curar a gripe de entretempo, todo polo mesmo prezo. Para ser coma o tío Paco nas comidas da familia mellor queda na casa, dixo miña nai.

Ao final, o máis preto que estiven dun tertuliano foi velos pola tele cando aínda tiña a manía de ler o xornal todos os días como quen agarda pola fórmula da pedra filosofal, na busca de algo novo baixo o sol. Apréndese moito. Cal universo Marvel, pódese dividir aos tertulianos en heroes e viláns. Entre os primeiros, o meu favorito era Doc (polo científico tolo de Regreso ao Futuro), un tipo máis ben maior, de melena branca con tendencia a alporizarse tanto que parecía que ía partir o espacio e o tempo para mudar de época. Perdinlle a pista a Doc. Entre os segundos destacaba unha tal Curri, máis que un nome unha carta de presentación, coma as etiquetas das vacas.

Conven saber que os tertulianos son unha especie relativamente nova. Foron extendendo o seu hábitat e das radios, en horas nas que as rúas nin sequera están postas, pasaron a ocupar televisión co mediodía como horario de esplendor. Foi unha traslación da realidade, un exercicio de xornalismo a pe de rúa que diría algún. Basta con achegarse a calquera bar á hora do vermú e poñer a orella. Aparecen tertulianos en cada curruncho, facéndolle a competencia aos entrenadores de fútbol. Aí está a canteira. Os tertulianos comezaron a proliferar aló polos noventa, coa primeira ondada de canles privados. Tiveron certo punto de novidade, que mesmo un podería chegar a preguntarse de onde saira tanto xornalista se había nada que estreáramos eso de falar en liberdade. Pero en España sempre fomos moi rápidos.


seguir lendo Instrucción para un bo tertuliano

miércoles, 29 de diciembre de 2010

casting


Hoy he ido a un casting. No sé bien para qué (nadie me lo ha dicho) pero el caso es que en menos de treinta segundos me encontré recitando ante una cámara: el eslogan "lo bueno sabe bien" y personajes famosos como "Rodolfo Langostino" y "Capitán Pescanova" se han convertido en la imagen publicitaria de Pescanova. Ellos han pasado además al imaginario colectivo de aquellos países donde Pescanova distribuye sus productos (Esto último ha sido cosecha propia ya que el tipo que había en la mesa escrutando mis movimientos sin prestar atención a mi CV me dijo que podía improvisar). Y, una vez crecido, continué con la segunda parte de la "medianilla": Las campañas de márketing de Pescanova han estado ligadas a fomentar una imagen familiar de la marca proporcionando a sus consumidores productos de calidad y confianza. Esto tampoco hacía falta pero ya que estaba, por qué no chupar cámara.

**

Comerme un palito merluza ya nunca volverá a ser lo mismo.

**

Tras anotar en el ordenador mi altura y mi peso (aproximado), una chica muy simpática me ha preguntado si me importaría acudir a concursos. A ver si la tele va a ser de mentira.

**

Al principio me daba algo de vergüenza. Pero pronto empezó a llegar gente conocida. E insospechada. En un arranque de originalidad, todos pronunciaban la palabra crisis.

Cuento de Navidad

Mantener la inocencia del niño en estas fechas es bueno y, además, deseable. Lo jodido es tratar de disuadirlo de que el día once de enero no lleve el autógrafo de Papá Noel al colegio para presumir ante los demás niños.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

loteria


Hubo un tiempo en que la cantinela de los niños disparando cifras y regalando pasta a diestra y siniestra suponía la banda sonora de mi infancia. El día anterior las clases había hecho una pausa para que los profesores se comieran el turrón y los niños saquearan los bolsillos de sus viejos bajo la excusa de que era lo que debía de ser. Primero fueron tres reyes que, llegando a principios de enero, conseguían aliviar las maltrechas nóminas de los progenitores que a duras penas habían sobrevivido al estipendio culinario de diciembre. Luego llegó un gordo barrigudo por obra y gracia de El Corte Inglés y la Coca-Cola y lo jodió todo. Con razón sea hoy misión imposible recuperar en Galicia la figura de O Apalpador. No quedan días libres en el calendario ni pasta en los bolsillos. El día de la Lotería se escucha el consuelo del pobre siempre rico en salud pese a estar al borde de la muerte. En la salud sólo piensan los que tienen la necesidad de consultar los recibos que te da el cajero cuando vas a buscar billetes, a poder ser de veinte que los de cincuenta te da hasta pena usarlos. Del día de hoy no soporto a esos pobres que de repente se comportan como nuevos ricos mostrando un billete con un número cantado por un crío mientras se pone hasta el culo de sidra asturiana ya que la mayoría de los bares de barrio no tienen champán. A mi siempre me dijeron que el dinero se tiene, no se enseña. Cosas de pobres, supongo. Al final siempre hay alguno que se acerca al supermercado de la esquina a buscar espumoso en cuanto aparece una cámara que una cosa es ser nuevo rico y otra es hacer el gilipollas en la tele con sidra El Gaitero. Un año el gordo cayó en Carballo y, claro, siendo como son los de Carballo la liaron parda. De la red han desaparecido la mayoría de los videos de aquel día. Uno de ellos dio la vuelta al mundo y no era para menos. En el fragor de la celebración, delante de las cámaras y agarrando a la sufrida reportera, a un tipo sin camisa no se le ocurrió otra que gritar al respetable: “Y ahora nos vamos de putas”. Una muestra más de nuevo riquismo. Todo el mundo sabe que los ricos no se van de putas y menos lo anuncian delante de una cámara. Desde el mismo bar de los hechos, días después, Sara volvió a salir por la tele para decir que su billete había desaparecido y que había algún hijo de puta suelto por el pueblo a punto de cobrar 300.000 euros robados. En el pueblo no se hablaba de otra cosa. Su calvario murió por inanición y aburrimiento como mueren todas las noticias que rodean a la lotería de navidad. Al día siguiente ver a nuevos ricos haciendo el gilipollas en la tele ya no le hace ni puta gracia a nadie. Al final el gordo de Sara fue cobrado y no por ella, al menos eso dijo el periódico. También hay quien dice que estaba debajo de la cafetera pero eso ya no era noticia.

lunes, 20 de diciembre de 2010

me mudo

Parece mentira pero el otro día, caña mediante, alguien me dijo no sin cierto tono de reproche: tienes el blog un poco abandonado. La verdad es que me pilló con las defensas bajas y sólo acerté a decer, sí. Ya que ha sido por aclamación (1 lector, una petición) me veo en la obligación de volver a escribir no sin antes anunciar que me mudo. Desde ahora, mi lector puede encontrarme a la intemperie porque así es como estaré desde el próximo día 22 de diciembre. Y, por cierto, haciéndole caso a Stefo he cambiado el nombre. Para no dejar lugar a dudas y a pensamientos calenturientos. Ahora sólo queda que teclees mi nombre. Adiós.