lunes, 27 de septiembre de 2010

rutina

Ayer me di cuenta de que nunca llegaré a ser un buen escritor. Me falta vida, ya que la mía, a día de hoy es bastante anodina para contarla. El peligro más grave que he corrido últimamente ha sido jugarme la tostada quemada mientras recogía la ropa del tendedero. Al final, la tostada, por ese miedo preventivo que me ha entrado, ha quedado a medio hacer. Me la he comido igual subyugado ante el descubrimiento de la realidad en la que, desde hace una semana, ha caído El País. Espero con impaciencia el ejemplar en el que el que fuera diario independiente de la mañana vaya a contarnos las miserias del propio gremio. Luego he ido a renovar el paro. Me quedan dos meses. El tipo al que le pagan por machacar un sello con una fecha impresa en mi resguardo tampoco me ha mirado hoy. Igual que la última vez y la anterior. Una señora ha llegado y lo ha interrumpido, disculpe puedo hacerle una pre... Señora no ve que estoy ocupado, la ha cortado. Ella se ha ido a probar suerte a otro lado. Le he preguntado al tipo al que le pagan por estar en el mostrador de información del Inem por los cursos y ha resoplado mientras con la mirada señalaba a la otra punta del mostrador. Pero no te molestes, hasta febrero no entran los nuevos, ha dicho. He vuelto a casa y las paredes continuaban con su rutina de los últimos meses. Cada día se juntan un poco más.

lunes, 20 de septiembre de 2010

la duda


Supongamos que el periodismo es esto. Temas de servicio, temas propios, etc y demás etcés de los que hablaban en la carrera. Temas de domingo, al fin y al cabo. Bienvenido sea con tal de que los periódicos dejen de dar la tabarra con el clásico fulanito dice... haciendo pasar una salida de tono por periodismo "del bueno". Sólo tengo una duda. La serie anunciada será completa o dejará de lado, como siempre, los trapos sucios propios?
Por el momento, Maruja Torres ya lo ha dejado claro.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

rastas todos

Mientras un tipo bajito que se parece cada día más a un personaje de Hergé se dedica en Francia a emular los tiempos de otro tipo bajito (¿por qué siempre son bajitos los tipos obsesionados con la limpieza?) a base de llenar vuelos de bajo coste con gitanos llegados del este, en EEUU los que se reunieron ante una mesa para tomar el té y, de paso, recuperar el supuesto honor perdido del imperio están arrasando en las primarias que recorren el país antes de lo que ya se cree que será un noviembre negro para la Casa Blanca. La cosa parece seria, así que más vale dejar los chistes a un lado. La Europa de los ciudadanos va camino de la Arizona de los ciudadanos. Blancos.

Francia ha vuelto a demostrar que es un país admirable. El primero en poner a parir al amigo americano y el primero en cabrearse cuando le mentan la gradeur. N´est pas possible.

Aquí en casa, todo sigue igual, lo que es más o menos lo mismo que decir jodido pero bien, gracias. Nuestro propio tipo, incapaz de crear las condiciones para que vuelva a haber puestos de trabajo, repite cada vez que tiene un micro delante que los parados que siguen formándose están trabajando para el país. Ya que trabajan, puede pensar uno, por qué seguir pagándoles del paro. Tiempo al tiempo.

De tanto repetirlo, el argumentario ha tornado en efecto llamada. Puede, simplemente que la realidad sea la que se impone al fin y al cabo. Los formados ya no son el orgullo de unos políticos que masticaban, día sí día también, su ídem por la generación mejor formada de la historia de España. Vamos camino de la historia a secas. Tal ansia le ha entrado a las generaciones por formarse que el paro ya no es el único lugar con sobreocupación.


Por suerte, un señor con barba y que presume de gran sentido común y mejor retranca ha venido a echarle una mano al otro tipo, quién lo diría, y ha decidido irse a buscar el mechero que un día, no se sabe cuando, perdió en Melilla. Melique? se preguntan en ambas calles de Madrid, mientras en Mocloa temen que Marruecos nos vuelva a inundar las costas de simpapeles. Mejor no mentar a la bicha, mejor no cabrear al moro. Con lo que debe de estar costándole al vecino del norte librarse de los gitanos, imaginen si la maltrecha economía española tiene que empezar a hacer lo propio con los subsaharianos.

Como no hay trabajo el Gobierno paga másters y ya hay overbooking en la administración de la USC. El otro día, una de las funcionarias de la USC le preguntaba a un tipo en la UXA.

Eres universitario?
No, soy parado. Contestó sin inmutarse.

La chica alzó la voz y, temiéndose lo peor, preguntó al vuelo. Alguno más para máster? Con resignación, contó siete manos.

Entre las ideas más imaginativas para combatir la crisis, Felipe ha vuelto a demostrar su propio axioma, que los ex presidentes son como los jarrones chinos, muy bonitos pero nadie sabe qué hacer con ellos. Ha recordado al mundo lo positivo que tendría la legalizacción de las drogas para acabar con el narcotráfico internacional. A fin de cuentas, en catorce años de mandato, uno no tiene tiempo para todo.

Se le olvidó comentar la de caja que podrían hacer los Estados. Detalles.

Lo veo y a veces creo que estoy fumado.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Encol do manifesto



Seica agora que comezan a morrer os medios galegos importan. Polo visto antes non. Polo menos xa comeza a haber debate.

Entrañable, igual que é entrañable o manifesto. Non me entendan mal, o meu total apoio gremial, faltaría máis. Pero, coma sempre, esquecemos ir ao fondo do problema.

O manifesto de marras, agás repartir culpas (e até iso fai de xeito discutible), volve tras o de sempre en Galiza. E que hai da miña parte?

É criticable que a Xunta só apoie maioritariamente ós medios en castelán. É criticable mais é normal, aí están os datos de difusión. Deixemos a un lado os concursos amañados e as publireportaxes pagadas por algunha consellería que todos temos escrito algunha vez e, por suposto, sen telas cobrado. Que digo eu que a que se dedican nos gabinetes se xa nin sequera ofrecen información.

En calquera caso, o que realmente é deleznable é que a Xunta dea cartos, en xeral, aos medios de comunicación, independentemente de se están en castelán ou en suahili. E sobre eso non aparecen manifestos. Sobre eso todo o mundo calado.

É moi triste que un medio, unha suposta empresa privada, cuxa finalidade é vixiar o comportamento dos poderes públicos -Xunta ou calquera administración- viva dela. Ningún can morde a man que lle dá de comer. Eso explica moitas cousas. No canto de medios temos fábricas de periódicos, que son esas cousas que serven para envolver os chourizos na praza de Abastos de Compostela. Dáme igual que sexa o máis pequeno ou o máis grande. Todos son uns pesebreiros, de diferente tamaño, pero pesebreiros ao fin e ao cabo. E o que máis protesta faino movido pola propia fame.

E por certo, o agora añorado bipartito nada fixo para cambiar un modelo que é ruinoso a todas luces e que pasou anos criticando. Máis ben o que fixo foi aumentalo e nin así... xa que o pago recibido saltou á vista nunha campaña electoral inolvidable. Algo parecido lles pasou ós gobernos ó salvar ó sistema bancario e o resto é historia contemporánea.

A alguén se lle pasou pola cabeza que nun país como Galiza malvivan máis dunha ducia de cabeceiras. Así son, claro. E aínda por riba hainos que critican os lectores. Se son eles os que cos seus impostos axudan a manter estómagos agradecidos, estómagos que nin sequera len e teñen todo o dereito de non ler.

Pero deso nin unha palabra. Como tampouco palabra duns directivos de medios que viven no século XXI e fan un xornalismo do XIX. Minto, no XIX había cousas mellores das que se fan agora. Ao mellor habería que comezar por deixar de aceptar roldas de prensa sen preguntas. Alguen sabe que existe o fax, e díría máis, até o e-mail? Total para repetir un discurso non paga a pena sair dunha redacción.

Basta con abrir un xornal, calquera. Salvo contadas excepcións, claro que a cargo de traballadores malpagados, o panorama é moi triste. Por non falar do articulismo. Hainos que nin sequera saben escribir pero hai están, elevados ás categorías de firmas estrela. E se non son xornalistas, mellor que mellor.

O problema é iso, que dos medios só queda a súa parte empresarial. Por eso vamos coas empresas que, malas elas, tampouco poñen suficiente publicidade.

Unha empresa se é privada ten todo o dereito a anunciarse onde lle pete. Por esa mesma regra non pretendemos que o Correo se anuncie na Voz, por poñer un exemplo. E ambas as dúas son empresas, ás veces, máis que xornais.

Esto tiña solución. Se houbera cartos para todos, ninguén se queixaría, como non o facían cando había vacas gordas. E que eu recorde aínda daquela os medios en castelán cobraban bastante máis que os galegos. Alí a disputa era outra. A eterna pailanada de por que os do norte levan máis que os do sur. Nin que falaramos de aeroportos.

País.



lunes, 6 de septiembre de 2010

periodismo en viñetas

El cómic parece haber conquistado un lugar destacado en los medios de comunicación. Incluso da la sensación de que mucha de esta atención que ahora congrega tiene un punto de revelación. Parece que se han dado cuenta, por fin, de que el arte secuencial, como lo definió hace años uno de los maestros del medio, el norteamericano Will Eisner, está situado a la misma altura a la que los carteles de neón ponen al cine o las páginas culturales hacen lo propio con la literatura. Para poner punto y final a la marginación sufrida, en España, siguiendo el ejemplo previo de otros países, desde 2007 se otorga un Premio Nacional de Comic al mismo nivel que sus hermanos dedicados a las artes plásticas, el cine o la literatura. El reconocimiento oficial es el segundo paso hacia la normalización definitiva. Quedaba un tercero y es el que parece estar viviéndose en este momento. Avisó para el gran público no hace poco un importante suplemento literario de la prensa ordinaria. No sólo el cómic es capaz de tratar temas considerados serios —algo que ya se demostró hace años, pero nunca es tarde si la dicha es buena—, sino que ahora estábamos ante una eclosión de lo que dicha publicación llamó noticias dibujadas. Periodismo en cómics. Una novedad si no fuera porque hace años que las viñetas se vienen manifestando como un espacio propicio para el que García Márquez definió como el oficio más bello del mundo.

El cómic ha recorrido un camino largo y proceloso hasta su completa normalización. Mucho ha tenido que ver con su reconocimiento, en primer lugar, la generalización del término novela gráfica, una especie de certificado de calidad impuesto sobre un medio al que siempre se le ha exigido un pedigrí del que otros estaban exentos. El triunfo de la denominación tiene un punto de psicológico y otro, quizás el más importante, de comercial. Como toda industria, la del cómic, desde su fundación en el primer cuarto del siglo pasado, ha sufrido su propia evolución. Del periódico, la viñeta saltó al quiosco, y de este último a las librerías. Era difícil vender a un profano un cómic que se siguiera llamando cómic -tebeo, en el caso español-. Por lo tanto, asumimos el término prestigiado en el mundo de las letras, novela, y lo apellidamos gráfica porque, al fin y al cabo, se trata de dibujos. Pese a que hubo autores que con anterioridad utilizaron el término para referirse a sus obras, es al propio Eisner a quien se le atribuye su generalización en 1978. El creador de The Spirit colocó la expresión graphic novel sobre la cubierta -en la versión de tapa blanda- de su obra Contrato con dios. Detrás de este movimiento no había otra cosa que su intención de convencer a su editor para que publicase la que consideraba su mejor obra a pesar de su extensión y su claro desafío a las convenciones tradicionales del lenguaje del cómic. Hasta aquí la muy resumida explicación comercial. Por el mismo precio, tenemos la que tiene un carácter más psicológico. Un cómic con la etiqueta de novela gráfica conseguía que el mismo comprador profano de antes pudiera calmar su conciencia un tanto snob. Si se llama novela, pensará, no necesariamente tiene que ser un divertimento para niños. Al mismo tiempo, sobre todo a partir de los años sesenta y desde Francia, triunfó otra denominación, la de cómic de autor. Esta tiene mucho de mitificadora y, a la vez, reduccionista, como queriendo parcelar al medio entre el mainstream propio de los superhéroes y lo que no son encapuchados con superpoderes.

Seguir leyendo Periodismo en viñetas en FronteraD.

normalidad

Después de un mes de viaje vuelvo a la vida normal lo que si no fuera por los periódicos sería todo un alivio.