jueves, 29 de abril de 2010

capitalismo para gilipollas como yo 1


Como todas las grandes historias comenzó poco a poco, con unas hipotecas subprimes a las que nadie le prestó mucha atención. Luego, vino la gran catástrofe, y, para entonces la gente se empezó a acojonar de verdad. Fue entonces, como en todas las grandes historias, cuando apareció el héroe.
Nicolás, que por aquel entonces vivía un tórrido romance con Carla y la opinión pública de medio mundo vio la oportunidad de pasar a la historia sin tener que montar una guerra como otros y aprovechó para clamar a los cuatro vientos: es la hora de refundar el capitalismo. Corría septiembre de 2008 y la cosa, estaba clara, la panacea había no resultado ser tan perfecta como lo aseguraron los voceros de la escuela de Fukuyama tras la caída de la URSS y la última religión tenía, cada cierto tiempo, la necesidad de devorar a sus hijos.

Para entonces, los acontecimientos y los titulares ya se habían disparado y Nicolás tenía clara la hoja de ruta. Reunir antes de fin de aquel final de año a "los líderes mundiales" en una conferencia remedo de Bretton Woods. Según el francés, prota del cotarro ya que el negro todavía no había llegado a la Casa Blanca, no se podía gestionar la economía del siglo XXI con los instrumentos del siglo XX. Enterrando a los neocons más acérrimos incluso se atrevió a reivindicar la "legitimidad" del Estado para intervenir en la regulación del sistema financiero.

Antes de la cumbre que lo iba a cambiar todo, EEUU y Europa tuvieron un ataque de generosidad y decidieron dar vía libre al comunismo por un rato. Había que salvar a bolsas y bancos a toda costa, los mismos que, mira tú por donde, habían provocado todo el pifostio con aquellas hipotecas ahora llamadas basura. El advenimiento del nuevo comunismo (socializar las pérdidas y privatizar los beneficios) le salió a los ciudadanos de EEUU por unos 700.000 millones de dólares, más o menos la mitad de lo que nos salió a los europeos. Ya se sabe que aquí en la vieja Europa, las cosas funcionan de otra manera y son más a los que hay que poner de acuerdo según sus intereses. En Alemania, por ejemplo la cosa salió bastante cara. A los españolitos de a pie que ya por aquel entonces andaban acojonados con las listas del paro, el pico les salió por unos 100.000 millones de euros en avales a los bancos, que se sumaban al otro fondo de hasta 50.000 millones de euros para comprar activos.

Y entonces, alguien dijo que, salvados los mercados y los bancos, ver la luz al final del camino era cuestión de tiempo y de que los del club del G-20 se pusieran a refundar el capitalismo como había pedido Nicolás. Eso, se supone, quedó claro en noviembre. Ya que los mercados habían sido malos, había que reformarlos. Ya que el FMI, el Banco Mundial y demás capitostes de la economía no habían sido capaces de ver la que se venía encima, había que reformarlos. Pero sobre todo, había que revisar las normas de contabilidad, las agencias de rating, los salarios de los directivos o la normativa de quiebra Aquellos compromisos sellados en Washington, con Bush todavía calentando la silla que poco después ocuparía Obama, tendrían que entrar en vigor antes del 31 de marzo de 2009. Y como los presidentes y ministros se lo habían pasado bien el fin de semana decidieron repetirlo otra vez, pero en esta parte del Atlántico, para ver los progresos que habían hecho.

Ya se sabe que las cosas de palacio van despacio. Los líderes no desfayecieron y llegó la nueva junta del G-20 en Londres y todos estaban muy contentos de verse de nuevo las caras, sobre todo para saludar al nuevo chico de la clase. Tanta alegría no era para menos. Habían alumbrado un nuevo sistema financiero como respuesta a la crisis. A partir de ahí todos felices y a comer perdices. Las claves del nuevo sistema eran muy simples y la principal era más control estatal y más transparencia: Así se acordó publicar una lista negra de paraísos fiscales y un arsenal de posibles sanciones para el caso de que no acepten intercambiar información. Se obligaba a los grandes fondos de alto riesgo (hedge funds) a registrarse e informar sobre sus operaciones a los supervisores de cada país. Y al fijar los sueldos de los ejecutivos del sector deberán seguirse códigos de buenas prácticas para evitar una recompensa por decisiones arriesgadas. También se exigió el registro de las agencias de calificación de riesgos, tipo Standard & Poor's que estarán sometidas a supervisión. Sin embargo, no se prohíbió que estas agencias asesoren a entidades financieras sobre la emisión de títulos que luego califican. Algo así como no te preocupes que mientras me pagas por asesorarte a la hora de emitir tus títulos, yo ya me encargaré de que estos tengan una buena cualificación. Coño, la misma que las hipotecas famosas antes de alcanzar su fama.

Con Obama en la Ccasa Blanca ya todo parecía posible y Nicolás tuvo que dejar paso a la nueva estrella de la clase y nuevo héroe de esta historia. No importaba, por ejemplo que las reformas anunciadas en Washington, aún no se hubieran producido. Los tipos le habían cogido cariño a esto de reunirse y, tras londres Londres, quedaron meses desupués en Pittsbourg donde habría tiempo de ponerse al día con los retrasos. Llegó pero, claro, en todas las familias surgen disensiones y lo de la reforma del capitalismo ya no les parecía igual de bien a todos. Para entonces tampoco lo del control de salarios de los banqueros iba muy allá. Y ya se sabe, los paraísos fiscales... En todo caso, ya que estaban en Pittsbourg había que arreglar algo y, bueno, hubo una especie de acuerdo que dejó contentos a todos. Incluso un iluminado que buscaba salir a flote de las pesadillas caseras tuvo un atisbo racionalidad. Un eco de justicia, pensarán algunos. Brown, primier birtánico, consiguió al ponunciar Tasa Tobin, cierto grado de popularidad que le sirvió sobre todo en casa. Parecía lógico lo de introducir un impuesto a los bancos por mover nuestra pasta a su antojo. Pasta, que por otra parte le habían dado los Estados, es decir, nosotros ciudadanos cuando se instauró el comunismo por un rato que luego se extendió a coches y otros mercados y algunos pretenden aplicarlo ahora también a las compañías aéreas. Pero resultó ser que no, que, como todo en esa especie de ciencia social que llaman economía, es demasiado complicado. Con la de países que hay sueltos por ahí.

La UE, ya se sabe pensando en el bien común. Luego, las cosas se calmaron. Los mercados y los bancos habían recibido lo suyo. Las bajadas de los tipos aliviaron el sofocón hipotecario de las familias y dijeron que la luz ya brillaba al fondo del tunel por lo que el final debía de estar cerca.

Pero entonces estalló Grecia, que ya antes, como las subprime famosas, había dado señales.


señales

Puede que no sea más que otra señal del apocalípsis. O simplemente, la definitiva, de que el periodismo ha pasado a mejor vida. Pero no entiendo una profesión en la que alguien capaz de llamarle El Etarras al Eroski y argumentarlo puede acabar siendo directora de nada. Coño, la telegaita. En manos de quienes estamos.

viernes, 23 de abril de 2010

pollo



Soy afortunado. Pertenezco a la generación que se ha podido pajear libremente. Soy, también, de la generación que gritó viva el mal viva el capital como quien grita viva el vino en un acto político y queda de lo más campechano. Por eso, lo de las pajas, lo del capital y, sobre todo, lo del vino ha sido algo bastante familiar. Hace tiempo que --desconozco lo que ocurre en el interior de las catequésis y los colegios del Opus o los Legionarios (creo que juntar paja y Legionarios no ha sido muy afortunado)--, los curas han dejado de ser, salvo esos días que tiene todo dios, como los de antes. Niño si te tocas indecorosamente, (para los de la Logse, de forma guarrilla y pensando en la vecina del quinto), te vas a quedar ciego o calvo!!!! Lo de ciego tiene un pase. Es algo que no se ve en el horizonte inmediato, como suele pasar con todas las cosas que entreñan gravedad. Lo de calvo es toda una putada cuando lo escucha un crío en las puertas de la adolescencia y las manos encallecidas.

Contra el capitalismo anda desde que dejó de ser líder cocalero, un oficio mucho más romántico, Evo Morales. Junto a Chávez y los hermanos Dalton, el presidente de Bolivia está a punto de entronarse como el fustigador mayor de todos los ismos diabólicos que se les ocurran. Lo último que le ha lanzado a los ismos diabolicos ha sido los transgénicos. Una de esas cosas de las que todo el mundo habla sin saber muy bien qué son en realidad. Supuestamente, pero tampoco hagan caso que lo mío es desvariar, son alimentos modificados genéticamente. Yo no sé qué pensar. No sé por qué habría de estar (como estoy) a favor de la genética humana para curar y evitar enfermendades, lo que implicitamente es mejorar la raza sin llamarle así, y en contra de los tomates transgéncos, que estoy seguro que son una mierda comparados con los que criaba mi abuela en el Nabal. He ahí mi duda. No la tiene Morales, para quien en Europa son todos calvos por culpa de los tomates radiactivos y no por habernos pasado media adolescencia con la minga en la mano, como decían los curas antaño. La genética, como la polla, ni tocarla.

Los micros hacen que se caliente la lengua. Le pasó a un tal Bertone. Evo, con su reino en esta tierra, aprovechó también el micro para desvelar que él era el saxador de pollos del que hablaba Luis. Evo volvió a demostrar que, en tanto animal al que le colocan un microfóno delante, el hombre es prueba de que la estupidez y el analfabetismo intelectual es tan patrimonio de la humanidad como la Catedral de Santiago. No entiende de ideologías ni partidismos. Aunque hay gente que se lo curra de verdad y acaba dirigiendo folletos.

Yo del pollo sólo sé dos cosas. Que no me gusta la pechuga y lo que me dijo Nuño un día frente a dos pintas de cerveza en un bar de Kalamazoo: "Aquí el pollo está hormonado, por eso las tías tienen las tetas grandes. Y las que no, no hacen más que comer pollo." Me pasé el resto del semestre mirando qué pedía cada quien en los restaurantes.

jueves, 15 de abril de 2010

el hombre del auricular

Como soy hombre de costumbres procuro repetir supermercados para proceder a mi avituallamiento. Soy fanático del Eroski. Le juré fidelidad eterna antes incluso de covertirse en lo primero que veía a la salida de la casa de mis padres. Supongo que algo tiene que ver con que una vez cometí el error de hablar de política con una persona-periodista cuyo mayor logro en la vida ha sido aprender a leer. Según ella, con una neurona más que las vacas para no hacer lo que estas hacen por la calle, el Eroski no era de fiar. Era una empresa vasca y punto, lo que la convertía no sólo en filo etarra, sino directamente en percutora de gatillos y tiro en la nuca porque me toca. El Etarras, le llamaba. Eran otros tiempos y en Madrid, donde gobernaba con mano de hierro y apuntando ya flequillo al horizonte el último caudillo de occidente acompañado por sus fieles escuderos, Tristón, Crispín Clander y Tío Gilito. La cosa saltaba a la vista, una K, etiquetaje en las lenguas del Estado, no hacía falta ser un juez de la Audiencia Nacional.

Después de Eroski siento predilección por el Día. Una especie de Save a lot a la española, esto es sin monumentales señoras negras empujando carritos repletos de zancos de pollo transgénico a dólar los dos kilos. En el Día son mayoría jubilados y estudiantes. He salvado muchas borracheras que pudieron haber sido mucho peor base de pizza congelada. Del Día, me alucina la estética de los uniformes y la fijación a la hora de seleccionar cajeras en permanente estado de alerta por si a Bigas Luna se le da por castigarnos con una secuela de Yo soy la Juani, esta vez con un cásting poligonero como dios manda.

A la puerta de mis dos supermercados favoritos, a estas alturas, ya como una parte más del mobiliario está el señor con cartel de parado a la caza de la moneda suelta. Son dos diferentes pero hasta hoy parecían el mismo. Hoy he alucinado. Por contradictorio que parezca, considero que en el acto de pedir limosna hay un punto de dignidad. Otra cosa es que unos lo lleven mejor que otros. Es como la chica que todos conocemos en santiago que primero vende unos kleenez y luego pregunta por si te sobran unas monedillas sueltas. En no pocas noches le he soltado algunas. Sobre todo desde que una vez la vi cargando con un crío y empujando un carrito en donde iba otro. Hasta creo que me cae bien. Sin embargo ha perdido toda la dignidad que para mi tuvo hace tiempo. Una noche en el Atlántico se acercó como siempre, enseñó una tarjeta gráfica de ordenador en su envase original -la vendo, está nueva, dijo- y se llevó una moneda. Todo bien, todo como siempre, nada nuevo bajo el sol. En problema fue cuando pronunció las palabras enterrar al perro. Que tenía que enterrar al perro al día siguiente y por eso andaba a la busca de los 70 pavos que costaba, dijo. Bueno. Nadie dijo nada, lo hicieron el cruce de miradas. Nada ha sido igual desde entonces.

A las puertas del día de Concheiros hace meses que hay un tipo. Bajito, con bigote y barba de barios días. Repeinado hacia atrás. A su lado una cartera rosa de las que usan las niñas para llevar los libros al colegio. Con ruedas. El tipo canta mientras la gente le suelta monedas, parte del cambio que le acaba de devolver la cajera que sueña con ser la niña de Bigas Luna. El tipo siempre dice muchas gracias y buenos días, tardes y noches. El tipo lleva un cartel en el que se lee: "Qué puedo hacer por usted?" y algo que no recuerdo, probablemente que está en el paro, que busca trabajo, acepta comida. Pero casi todo el mundo le da monetas. Siempre me he preguntado qué lugares son más rentables. Las puertas de los supermercados en barrios humildes como el de Concheiros, la puerta de la Catedral de la que todo dios sale con sus pecados perdonados a excepción de la curia eclesiástica -me gustaría pensar-, o en una calle del barrio de Salamanca.

El tipo del que hablo, hace meses, escogió el Día de Concheiros en donde exhibía cierta dignidad a la hora de pedir limosna. Una lástima que hoy haya cometido una torpeza que, como mínimo, se la resta. Hay algo que no cuadra en quien pide limosna con el auricular inalámbrico del móvil colgado de la oreja.

sábado, 10 de abril de 2010

la bandera y el chino


De lo poco que aprendí en las clases de geografía de una profesora de cuyo nombre no quiero acordarme es su máxima de que todos los países tienen su Portugal particular. Siguendo esta ley no escrita podemos entender cómo se mueven las relaciones entre vecinos. Así como Estados Unidos tiene a México, Canadá a EEUU (sólo los canadienses tienen ese sentimiento sobre a sus vecinos del sur. A los yankees los han convencido de que son más o menos el pueblo elegido pero sin palestinos, por lo que, piensan, no hay lugar ni sociedad mejor sobre la faz de la tierra) y Francia a nosotros, España tiene a Portugal.

Está ahí, del otro lado de la frontera, el vecino entrañable al que no se le hace mucho caso más allá de escogerlo como destino de escapada rápida de fin de semana. Porque hace tiempo ya que lo de las toallas ha pasado a mejor vida. A Raia, que es como se le llama a la frontera, es un ente más bien difuso. Que se lo digan a sus habitantes. Los de este lado acostumbrados a pasar los fines de samana al otro lado a comer carnes exóticas en el famoso restaurante de Chamosinhos (más allá del morbo por lo desconocido nunca entenderé la fascinación por comer cocodrilo que sabe a pollo) o el bacallao en sus multituinarias manifestaciones. Los del otro lado, fundamentalemente a echar gasolina y comprar tabaco.

Otra cosa no pero en España siempre hemos sido muy celosos a la hora de mantener las buenas costumbres. Así que combustibles y cigarrillos varios siguen siendo más baratos en nuestro terreno que las leiras del contorno. Concesiones a las masas, supongo. A esa clase media que, dicen los nuevos negacionsitas, creó Franco. La España como dios manda, vamos.

Anda Portugal estos días penetrando en la actualidad española. Toda una novedad acostumbrados como estamos a vivir la vida loca de espaldas al vecino. Lo nuestro, lo normal en toda situación desequilibrada, es Francia por eso permanecemos atentos a la relación de Carla y Nicolás o si a este se ha caído de sus calzas. De aquellos polvos que íbamos a ver a los cines galos durante los años oscuros vienen estos lodos. Sin embargo, no tenemos ni puta idea de quien es el presidente de la República del baixo Miño. Hagan una encuesta entre sus más cercanos. Y si llegan a cinco que responden correctamente, premio. Ha ganado usted un gallifante.

Portugal sólo aparece en nuestras páginas cuando nos toca de refilón. Pasando incluso por un reporte previo en la CNN. Portugal irrumpió hace unos meses en las páginas de Galicia cuando una aspirante conservadora a primera ministra de cuyo nombre creo que ni se acuerdan los propios portugueses, no tuvo mejor ocurrencia que prometer que, si ganaba las elecciones, congelaría las obras del AVE portugués hasta Vigo. Y se armó un belén de cojones. Tan ridículo que hasta los socialistas de Pachi Vázquez, en su infinita desorientación, le pedían explicaciones a Núñez Feijóo, en un sinvivir desde que es presidente, atenazado como está por inquisidores en los bancos de la oposición y feroces periodistas en escaparates mediáticos. [Aquí debería de ir un enlace a la gloriosa entrevista que ayer concedió a la TVG pero se ve que Galicia va retrasada hasta en el Youtube y la opción de la web de CRTVG es una pérdida de tiempo. En dicha entrevista, NF se enfrentó a duras preguntas tipo "sr. Feijóo, quiere usted privatizar la sanidad pública?" OLÉ. Pulitzer para el caballero.] que ya vuelven a ser como siempre.

No recuerdo haber leído mucho sobre el tema en las páginas de Público pero si unas cuantas en LVdeG. Convencidos como estábamos de que los portugueses son gente mala con nosotros, y eso que le mandamos médicos, resulta que nos despertamos ahora con el mensaje de que, no sólo no son mala gente, sino que a una parte de ellos, los de Valença, quieren ser españoles AR!!!! y así lo demuestrán sacando la rojigualda al sol de sus balcones. El agradecimiento por usar las urgencias del Sergas ha sido tan inesperado que hasta en Lisboa han tenido que amenazar temiéndose una merma en su geografía.

Como chiste está bien, sobre todo para el chino (siempre hay un chino) que se habrá forrado estos días vendiendo banderitas españolas en Tui. También como metáfora del nacionalismo, el nuestro y de más allá. La pela es la pela y la necesidad manda. Descerebrados de aquí soñando con la unión con Portugal y resulta que los de allá no hacen más que despreciar a la Nazón de Breogán.

Menos mal que siempre quedará Facebook que, además de servir para saber que menganito está en el mingitorio, es utilizado para reclamar justicia, no sé si poética pero sí descojonante.
Los hay nostálgicos que sueñan con invadir el Peñón cuando todo se arreglaba con un médico. Y un chino.

jueves, 8 de abril de 2010

un rapidito para hoy

A ver si al final van a tener razón los nostálgicos y esto con Franco Ar!!! no pasaba.

Pásame como a Pereiro e, como os de Valença, en ocasións tamén quero ser español. Ás veces, incluso, nos días malos, até católico. E nos días peores mesmo do PP. Ao fin e ao cabo todo é cuestión de fe.

martes, 6 de abril de 2010

el día que Marilyn se pasó por Seseña


Aproximadamente durante un mes fui reportero de sucesos. En una ciudad como Santiago tampoco es la panacea, me entenderán quienes hayan esta do en Santiago, pero quizás por eso tiene su punto. Sobre todo después de haber pasado semanas a la caza del peregrino como becario de LVG, ocupación convertida en todo un clásico veraniego compostelano para los pipiolos recién salidos de las facultades. Me gustaba hacer sucesos. Sobre todo por la libertad que te dejaban para escribir. Me refiero a la forma ya que el fondo es lo que es, o debería, y no hay más. Todo lo demás, lo que rodea a la sangre (si la hay) es cosecha (roja) del plumilla y como tal depende del día o del talento, circunstancias que no tienen por qué coincidir. Tuve un gran profesor, quizás el mejor, Nacho, quien antes de irse de vacaciones en el verano de 2002 y dejarme con el cotarro me dio una cosa y me dijo otra.

A ver Espiñete, todavía hoy me sigue llamando así el muy cabrón, cada vez que hablamos por teléfono, como si yo siguiese entrando todas las mañanas a la redacción de Salgueiriños como un crío con zapatos nuevos, mucho antes de que toda la carga cínica del gremio se me hubiera caido encima para hacerme dudar hasta del propio sentido de la profesión en los días que corren. A ver Espiñete esto es la biblia y como tal debes tratarlo, dijo mientras ponía sobre mi mesa una hoja con un listado de teléfonos clasificados por prioridades a los que había que llamar, "en función de las circunstancias" y en los que ya había dejado recado para que me trataran "como correspondía a su sustituto". La Guardia Civil, la Policía, la Cruz Roja, los bomberos, el 061, el Hospital, el comisario, el subcomisario, un par de tipos del SUP, un par de tipos de la local y así un largo etcétera que incluía horarios de disponibilidad en números fijos o móviles. Hoy todavía guardo esa lista de números e alguno de los cuadernos de notas que usé aquel verano.

Después de darme unos minutos para revisar la hoja y dejar que hiciera las preguntas correspondientes, Nacho, como quien se sabe a pinto de liarla parda soltó: Y como mañana me voy, que sepas que es tradición en los últimos años que el día antes de que yo me vaya de vacaciones haya un fiambre.
Venga ya, dije, no jodas, dando por sentado que lo decía en serio. Iluso, inocente, pardillo de mi, en aquel entonces me creía todo lo que me decían los tipos que llevaban años juntando palabras delante de un ordenador, tipos a los que, en el fondo, yo veneraba como a esos héroes de cabecera a los que uno quiere parecerse algún día. Y Nacho sigue siendo uno de ellos, tanto por su escritura como por su forma de entender una profesión en permanente estado de acoso y derribo. Me lo creí a sabiendas de que me estaba puteando. Pero a última hora de la tarde, Nacho colgó el teléfono tras hacer una de sus rondas y gritó, Carballo no te lo vas a creer pero tenemos un fiambre. A mi se me pusieron de corbata. Y creo que a Carballo también porque Nacho se piraba de vacaciones al día siguiente y era el becario en que se quedaba en su puesto. Y así sucedió. Aquel fue un gran verano que comenzó con una gran semana.

El fiambre en cuestión era un camello al que se había cargado un yonki en un piso de Conxo. Hasta ahí el hecho, luego estaba la literatura. Que si testigos, que si motivos, que si especulaciones que si... Me pasé la mañana siguiente pateando de arriba abajo Quiroga Palacios porque uno de los maderos que llevaba el caso me había dicho que el asesino, al que habían trincado a las pocas horas, tenía una ex mujer que igual tenía algo que ver con los motivos del caso y que se movía por esa calle. Hablé con un tipo de la UMAD que conocía tanto a la víctima como al verdugo y también me soltó una historia en la que la ex mujer del yonki también aparecía, supuestamenta ex yonki a su vez, por culpa del camello, algo que el primer yonki nunca le había perdonado al traficante. Carballo se puso cachondo y yo, novato como era, me imaginé toda una película de crimen por venganza. Pero no tuve huevos a publicar nada más que la típica, la policía mantiene todas las hipótesis abiertas. En todo caso me las arreglé para conseguir el teléfono móvil de la tipa y la que llamé.

Sí lo conocía, dijo desinterasada al otro lado de la línea. Nada de eso, certificó la mujer antes de preguntar ahora con clara intención. Oye ahí pagáis algo?

Me dio la risa. Tapé con la mano el auricular y grité. Carballo, la tía esta dice que si pagamos algo.
Carballo también se echó a reir desde la pecera en la que se pasaba los días y soltó algo así como dile que se vaya a tomar por culo.

No es política de la empresa pagar, le dije a la tipa y acto seguido esta se despidió.

Por supuesto, la vida y en especial los sucesos suelen ser siempre mucho más prosaicos de lo que la gente se piensa. Al camello se lo cargó el yonki porque sí, porque un gramo más un gramo menos, a veces, es motivo suficiente para agarrar una lámpara de mesilla y aplastarle la cabeza al cabrón de al lado. Porque sí y punto. Pero fue por culpa de gente como Dostoievski que nos empeñamos siempre en buscarle tres pies al gato.

Ese fue mi primer fiambre. Aquel verano me comí otro más pero no contaba ya que era una vieja que se tiró por la ventana en la calle de la Rosa. Luego vendría algún que otro muerto en accidente pero describir accidentes de tráfico es siempre mucho más mecánico que hacerlo sobre asesinatos u homicidios. Todo depende.

Sobre el mismo hecho siempre hay diferencias ahí entra la pluma. Pero especialmente en los sucesos hay quien no es capaz de escarmentar y ha olvidado el periodismo para dedicarse a escribir cualquier cosa que sirva para vender periódicos y apuntarse a debates que poco o nada tienen que ver con el interés general y con los que poca gente sale beneficiada aunque sí algunos logran sus quince minutos de fama.

Ha pasado en Seseña donde la conjunción crimen y menor ha vuelto a poner cachondos a algunos de los periodistas más significativos del país. Pero, como decía, hay diferencias. No es igual esto que esto por mucho que se trate de lo mismo. Hay quien no puede escribir de sucesos sin mentar Tuenti o Facebook, Marilyn Manson y la nacionalidad o raza de uno de los implicados como colaboradores necesarios. Decir hoy que un menor posee una cuenta en una red social es como decir que al menor en cuestión le gustaba llevar vaqueros. Una obviedad. Claro que lo mejor del decálogo --son diez puntos pese a que al menos repite tres de ellos--, de Esther Mucientes para El Mundo es la siguiente frase:

"ELMUNDO.es ha tenido acceso al perfil de 'Tuenti' de la asesina confesa. Un perfil que muestra a una joven obsesionada con la sangre, así lo muestran algunas imágenes, por ejemplo una en la que enseña una muñeca con cortes en las venas, de estética gótica y amante de grupos como Marilyn Manson".

Un dechado de originalidad y el mejor periodsmo de investigación, tanto que ríete tú de Woodward y Bernstein. Vamos que además de ser "de origen cubano", por lo que no es descartable que sea una pionerita de la sangrienta dictadura de los Castro, la asesina confesa, que no sospechosa, estaba obsesionada con la sangre, igual era una vampira, hay gente muy rara por ahí; le iba la estética gótica como a las inquietantes hijas de ZP, que no sé como puede el presidente dormir tranquilo; y, lo peor, era amante de grupos como Marilyn Manson. Qué habrá hecho el pobre Marilyn para que le caigan siempre los muertos encima. A mi me gustan al menos dos canciones de MM, especialmente esta, aunque su cover sobre Depeche Mode está bastante bien, así que estoy empezando a acojonarme. Supongo que esto y tener Facebook me convierte en asesino en potencia. En realidad, todos lo somos no hace falta escuchar a un fulano que hace música burlesque de lo más comercial para jóvenes con problemas de personalidad que se curan con la edad. Pero confundir el culo con las témporas, al diario de PedroJ siempre le dio bastante igual. Que se lo pregunten a Diego Pastrana al que "los lectores" pidieron disculpas mientras el periódico ha borrado las primeras en las que lo cualificaba de violador y asesino de niños.

Ahora el supuesto asesino es un menor con lo que Mucientes deja muy claro que aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, lo importante es que

"En el caso de ser declarada culpable de asesinato, la menor pasará como máximo cinco años en un centro de internamiento y otros tres en régimen de libertad vigilada, según determina el artículo 10.2 de la Ley reguladora de la Responsabilidad Penal de los Menores. El 'crimen de Seseña' ha reabierto, por tanto, el debate sobre la necesidad de endurecer la Ley del Menor y ha vuelto a poner sobre la palestra la insuficiencia de la actual legislación."

"Ha reabierto", "la necesidad"... quien y de quien, son las preguntas que me hago. Sobre todo cuando, dentro de un par de días, los medios acudan ráudos y veloces a poner micros delante de los familiares de la víctima, la misma que tras leer alguno de los puntos de Mucientes pasa de ser una chica normal y corriente a la prima hermana pequeña de Tony Soprano que era cuestión de tiempo que acabara en un barranco desangrada. Ellos, los familiares pedirán lo normal. Ni la cadena perpetua, ni la inyección letal van a devolverle a su hija. Ni les calmará el dolor. Pero de un tiempo a esta parte está de moda hacer que las partes se conviertan en jueces. Aunque podemos solidarizarnos con su dolor, nunca entenderlo, ya que es obvio su opinión a partir de ahora sobre la legislación sobre menores no es válida ya que está condicionada. Al igual que tampoco lo es la del padre de Mari Luz por mucho que algunos quieran ahora convertirlo en autoridad sobre la materia en los casos de pederastia.

A ver si la culpa de esto también va a ser de Internet y del hortera de Marilyn Manson.