Puede que no sea más
que otra señal del apocalípsis. O simplemente, la definitiva, de que el periodismo ha pasado a mejor vida. Pero no entiendo una profesión en la que
alguien capaz de llamarle El Etarras al Eroski y argumentarlo puede acabar
siendo directora de nada. Coño, la telegaita. En manos de quienes estamos.
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